jueves, 22 de marzo de 2012

Llueven Herramientas. Todo son Problemas


El cambio tecnológico y la nueva educación han propiciado la aparición de numerosas herramientas, software, sistemas operativos y aplicaciones, que se pueden destinar o que ya se han destinado al ámbito educativo.

Nombres como Hot Potatoes, EdiLIM, JClic… llenan las listas de editores de libros interactivos, que podríamos resumirlo diciendo que son como libros de texto impresos, pero en la pantalla de un ordenador, básicamente.

Otros como Go! Animate, Animoto, Screenr, Edutube… nos dirigen a la creación de vídeos, grabaciones de pantalla o localizadores de vídeos, que pueden facilitar la tarea del docente. ¿Cómo? Con la posibilidad de mostrar un vídeo y reducir el tiempo de explicación.

Algunos como Spotify, Podcast… nos permiten acceder a archivos de música o crear nuestros propios archivos de audio.

Existen muchos otros como los Códigos QR tan empleaos en el mercado y el comercio; Pixton, con el que se pueden crear comics a través de Internet; Prezi, una especie del conocido Power Point pero elaborado sobre un único lienzo o El Kiosko de las Chuches, una página web donde se recopilan enlaces a diferentes aplicaciones y temas de educación.

En fin, aunque nos paremos aquí no quiere decir que estas sean las últimas, todo lo contrario, existe tal variedad que si continuásemos esta entrada tal vez nunca acabaría. Por ello, vamos a partir de las herramientas aquí mencionadas para fijarnos en un pequeño detalle:

¿Cómo emplear todas estas aplicaciones de una manera constructivista donde el aprendizaje no se base en una lección magistral y sea el alumno quien elabore su propio conocimiento, si la mayoría de ellas tienen un uso bastante escueto, cerrado y concreto?

La respuesta, bueno, recordáis que hace poco sacamos a relucir la importancia de trabajar la creatividad en el alumnado, pues… los maestros deberemos sacar nuestros pinceles y acuarelas y comenzar a imaginar, comenzando nosotros como artistas, para transmitir estas mismas cualidades a los alumnos.

Es una tarea bastante ardua, teniendo en cuenta que aunque nosotros debamos trabajar la creatividad, pocas veces han hecho eso con nosotros, con lo cual no enfrentamos a la doble tarea de desarrollar la creatividad en nosotros y en 25 alumnos más. Suena fácil, ¿verdad?

Y no sólo nos debemos detener ahí. Pensemos por un instante:  El Gobierno, los Ministerios, Concejalías, Juntas… promueven constantemente y hasta la saciedad la necesidad de lograr una educación basada en el aprendizaje significativo, donde se trabaje con las Nuevas Tecnologías y que estas sean variadas, pero… ¿nos facilitan en algún momento posibles actividades o puestas en prácticas de todas las herramientas mencionadas anteriormente? 

Sí, nos facilitan, no de todas, desde luego, puede que sobretodo de las referentes a editores de libros, pero se contradicen proporcionándonos actividades conductistas y repetitivas que llegan a aburrir al alumno, al profesor y hasta al ordenador. Se olvidan de que existen muchas más aplicaciones de las que ellos sólo conocen, porque pocos se paran a intentar ponerse al día de las tecnologías que conocen y pueden llegar a usar los alumnos.

De este modo, nos encontramos en una pequeña encrucijada: nos exigen enseñar partiendo de la creatividad, el aprendizaje significativo y las nuevas tecnologías. Nos proporcionan herramientas mínimas, aplicaciones conductistas y ellos no se molestaron en dedicarse a desarrollar nuestra creatividad.

Y llegará el momento en que nos encontraremos frente a una clase de 25 o 30 alumnos, puede que con ganas de aprender o prácticamente desmotivados, esto dependerá del curso y los docentes que nos hayan precedido; con pocas ganas estudiar y sin ánimo de prestar atención a ese nuevo maestro que seguramente les suelte el mismo rollo y los evalúe con un examen. Y nosotros en ese instante deberemos ser conscientes realmente de a qué nos enfrentamos, deberemos desenvainar todas nuestras armas, nuestra creatividad e imaginación, utilizar lápices, papel, bolígrafos, ordenador, pizarra tradicional, pizarra digital, Hot Potatoes, Realidad Aumentada, Museos Virtuales, Spotify, Animoto… meterlo en una coctelera y diseñar una serie de refrescos energéticos cargados de conocimientos y motivación. Y, todo ello, con una serie de recursos sumamente limitados, ganas de enseñar y paciencia, mucha paciencia.


Es cierto que ejercer la docencia con este planteamiento se vuelve, complicado no, casi imposible, pero pensemos que ser maestro es una vocación y que si actuamos de un determinado modo y no de otro, no es porque nos lo ordenen, sino porque nosotros somos la esperanza de que esos niños no aborrezcan la escuela, los libros y el simple hecho de aprender. 

Porque sabemos lo importante que será para su futuro conocer los usos de la información y las tecnologías. 

Y, porque puede que un día alguno de esos niños ocupe nuestro lugar en la profesión y, sinceramente, por lo que a nosotras respecta, sería un honor que tomará ejemplo de nosotros no aprendiendo como es habitual sobre “Cómo no ejercer la docencia” sino “Cómo ser un verdadero maestro”.


Tania y Valeria



No hay comentarios:

Publicar un comentario