“Había una vez
en un país muy, muy lejano…”
¿Quién de
nosotros no ha escuchado esa “típica” frase siendo pequeños?
¿Quién de
nosotros no recuerda aquellos días en los que exigíamos oír un cuento de
aventuras, de princesas, de dragones…?
¿Quién no
recuerda la sonrisa que aparecía en nuestro rostro tras la expresión “Y fueron
felices…”?
Atribución. Compartir bajo la misma licencia. Algunos derechos reservados Por "brody4" desde: www.flickr.com |
Si echamos
la vista atrás, posiblemente, todos coincidiremos en afirmar que cuando éramos
niños nos interesábamos por esas historias que se inventaban nuestros
familiares, esos cuentos que encontrábamos en los libros…, y gracias a los
cuales llegábamos a deleitarnos con la lectura. Recordando esos momentos nos
damos cuenta que una gran parte de ese placer por una buena narración se debe a
la fantasía, creatividad e imaginación que nos caracteriza cuando somos
pequeños, produciendo que nos aficionemos por la lectura y nos convirtamos en
pequeños lectores en potencia.
Sin embargo,
lamentablemente, con el paso del tiempo, ese gusto y afición por la lectura a
poca gente le perdura.
¿Cuál es la
causa?
¿Cuál es la
razón por la que muchas personas pierden el interés por los libros?
Sin ninguna
duda, si nos paramos a pensar daremos con numerosas respuestas: los amigos, la
escuela, la sociedad... Y un sinfín más. No obstante, desde el punto de vista
educativo creemos que, principalmente, son dos los factores que propician esta
situación:
1. El
entorno.
2. Las
tecnologías.
En primer
lugar, observamos que en la mayoría de ocasiones desde las escuelas y desde el
entorno familiar no se fomenta adecuadamente este hábito. El colegio lo plantea
como una obligación en lugar de cómo una oportunidad para aprender y disfrutar
trasladándose a mundos remotos e imaginarios o sintiéndose parte de una
historia. La familia, en muchos casos, o insiste demasiado en la lectura,
provocando que éste llegue a aborrecerla; o ignora este hábito y no se lo
presenta desde la infancia. ¡Busquemos el término medio, por favor!
En segundo
lugar, en la actualidad ya es un hecho que la mayoría de jóvenes prefieren mil
veces conectarse a sus dispositivos móviles o a sus ordenadores antes que
sentarse y disfrutar de un buen libro.
En cierto
modo, esto último no resulta tan extraño, pues cada vez son más los jóvenes que
desafortunadamente necesitan desconectarse del mundo: problemas familiares,
personales, escolares, sociales… ¿qué niño no ha oído hablar de la crisis e
incluso tiene una vaga o, incluso, calara idea de lo que es?
Esto hace
que las nuevas tecnologías se presentan como una vía de escape ante el
movimiento y velocidad de la sociedad, el estrés, las preocupaciones…, ya que
éstas no exigen una gran concentración, se trata de hablar con los amigos como
lo haces cara a cara pero sin mirarles a los ojos, de jugar a matar marcianitos
o de recaudar los impuestos de las casas de tu “ciudad”. Por el contrario, los
libros exigen una mínima concentración para comprender qué estás leyendo,
entender por qué el protagonista no corre cuando le persiguen o por qué ese es
el culpable y no otro; por no hablar que en ocasiones el mundo de los libros es
tan idílico o activo, lleno de aventuras y universos mágicos, que los jóvenes
prefieren el que hay en las páginas en lugar del que hay en la realidad,
provocando frustración y desaliento y prefiriendo cerrar el libro para no
entristecerse más.
Pero el
problema no se queda sólo ahí, pensemos que cada vez es más caro adquirir un
libro, los precios suben y el capital del ciudadano de a pie no aumenta, muchos
padres aunque en un principio les inculcaron el ánimo lector a sus hijos no
pueden permitirse comprarles cada mes un libro.
Atribución. No comercial. Compartir bajo la misma licencia. Algunos derechos reservados Por "luipermom" desde: www.flickr.com |
Nuestra
labor como futuros maestros es mostrar que si no se puede comprar un libro y
quieres leer, existen bibliotecas a las que… ¡no hay que tener miedo! Que en
Internet hay diversión y distracción y puede ser un hobby, por qué no, pero hay
muchas más cosas en la vida de las que disfrutar y la lectura es una de ellas.
Por ello,
fomentaremos la lectura y si el problema es el papel… leeremos en e-books, porque aunque pueda parecer que
mostramos las tecnologías como enemigas de los libros, también intentan que
estos perduren.
Fuera el
miedo a los libros, a las bibliotecas y a las tecnologías. No permitamos que
las novedades arrasen con lo que nos hizo felices en el pasado, aprendamos a
aceptar lo que fue, lo que es y lo que será, encontremos el punto medio y
disfrutemos combinando todos los placeres que nos aporta la sociedad actual.
Tania y Valeria