Nombre, apellidos, sexo, fecha de
nacimiento, localidad…
Palabras que pueden definir quiénes
somos.
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Datos que para algunos son insignificantes
y que en apariencia abren muchas puertas.
Información que puede beneficiar a muchas
personas… a nuestra costa.
Este es el resumen de la acción de
suscribirse a una página web o de inscribirse en cualquier red social.
No obstante, muchas personas no son
conscientes de lo que supone entregar
estos datos, y esa casilla que continúa con la “frase”: Conozco y acepto la política de privacidad, es marcada por la gran
mayoría sin pararse a leer lo que hay detrás de la misma.
A la hora de emplear las TIC en la
educación nos toparemos en numerosas ocasiones con la necesidad de dar nuestros
datos y que los alumnos aporten los suyos con tal de acceder a ciertas
herramientas.
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En este punto volvemos a mostrar nuestra
total discrepancia como ya hicimos en la entrada anterior, pero dejando a un
lado eso… ¿Realmente son conscientes los docentes de qué arriesgan los alumnos
con esas inscripciones? ¿Qué clase de privacidad posee esa página web?, ¿A qué
le autoriza la ley?... Muchas preguntas y lo cierto es que muchos de estos
maestros, al igual que harán en su casa, marcarán la conocida casilla sin más y
harán que los alumnos hagan “clic” también en ella.
Con suerte habrá algún alumno preocupado
que se pregunte qué hay tras esa “frase”, y que o seguirá las instrucciones del
maestro e ignorará su duda con tal de aprobar; será sometido a burla por parte
de sus compañeros por ser una “tontería” o que en el mejor pero improbable caso
le preguntará al profesor quien le obligará con cualquier excusa a aceptar tal
condición.
Recapacitemos: La función del maestro es
estar informado, informar a los alumnos y enseñar a los alumnos a informarse.
Por tanto…
Si en algún momento nos vemos obligados a
introducir a nuestros alumnos por la vía personal a Internet…
¡Leamos antes de aceptar! ¡Hagamos que
los alumnos lean antes de aceptar!
Y aceptemos sólo cuando estemos de
acuerdo, cuando los alumnos estén de acuerdo, cuando estemos verdaderamente
informados.
Sólo si hacemos esto, evitaremos que
Internet nos domine, que las empresas que lo dirigen nos manipulen y que
nuestros alumnos sean de esos que aceptan sin pensar.
Nosotras seguiremos siendo las “tontas”
que hacen la “tontería” de leer antes de aceptar. Pero eso sí, ¡a mucha honra!
Tania y Valeria
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